Querido diario,
Hoy es mi último día como Scrum Master en funciones. Han sido cuatro semanas donde han confiado en mí con los ojos cerrados para este rol, cuatro semanas en las que he tenido la oportunidad de demostrarme a mí misma que sí valgo para esto y cuatro semanas para confirmar que lo que más me gusta es hacer que mi equipo se sienta cómodo en su día a día.
Si revisas mi perfil, verás que soy ingeniera cloud. Comencé hace nueve años en el sector tecnológico y, desde entonces, no he dejado de formarme, de seguir ganando experiencia y de apostar por mi carrera para hacerme un hueco en el sector. Pero un día, después de tantos años dedicándome a lo técnico, me di cuenta de que a mí, lo que más me completa y me hace especial ilusión, es tener al equipo contento, confiando los unos en los otros, ayudándonos y entendiendo que, si el trabajo está bien planificado, explicado, organizado y sin bloqueantes, la gente da lo mejor de sí. Y fue entonces cuando empecé a interesarme por las metodologías ágiles, esas que tanto habían escaseado en mis anteriores experiencias. Llevo en la mochila muchas experiencias de falsas metodologías, malas organizaciones y formas de gestión que no han funcionado, sólo me quedaba aprender a darles la vuelta, a confiar en mi instinto y a esperar una oportunidad.
Y así ha sido, mi Scrum Master se ha ido de vacaciones durante cuatro semanas, y ha confiado en mí para sustituirle. Menuda responsabilidad…¡y QUÉ NERVIOS! Teniendo ya en mente las fechas, las tareas pendientes y todo lo que se esperaba de nosotros durante estas semanas, sólo me quedaba mirarme al espejo y decirme con la mejor de las sonrisas: tú puedes.
Para empezar, la lista de quehaceres era un poquito larga: acompañar en las dailies, revisar, agilizar y/o eliminar bloqueantes, revisión de backlog, cerrar sprint, hacer retro, review y planificar nuevo sprint, coordinar tareas con el nuevo product owner del proyecto, preparar mini reunión con los compañeros para mantener el espíritu de equipo, y, además… Seguir haciendo mi trabajo diario de ingeniera cloud. Parecía tarea complicada compaginar ambos roles, pues aunque tengo nociones básicas de metodologías agile, al final la figura del Scrum master va más allá y hay mucho trabajo detrás que no se ve y coger la rutina me costó un poco al principio. Sobre todo porque cada vez que tenía que ponerme la gorra de scrum master, me sentía como Harvey Dent, alias Dos caras de Batman:
Con esto quiero decir que, sin duda, el mayor reto en estas cuatro semanas fue lograr mantenerme objetiva en mi rol de Scrum Master y no dejarme llevar por mi rol de ingeniera y anteponer mis necesidades. Para ello, me ayudó mucho tener un equipo colaborativo y estar en constante comunicación con ellos para tomar decisiones conjuntas.
Por poneros un ejemplo más explícito, os cuento el momento daily: desde el punto de vista de un Scrum Master, vivir una daily es una de las tareas más importantes y emocionantes del día. Es un momento clave para mantener al equipo en sintonía y detectar posibles bloqueantes que impidan el progreso del sprint. Además, permite tener una visión general de cómo se está avanzando y si es necesario tomar alguna acción para asegurar el éxito del sprint. Como ingeniera cloud, me conectaba a la daily, hablaba de lo mío y a otra cosa mariposa.
Poco a poco la tensión y nervios de los primeros días se quedó atrás y llegó el momento de acomodarse y disfrutar de la experiencia. Bastó que todo iba rodado según planeado en el sprint, mucha gente estaba de vacaciones ya por las festividades navideñas, y eso lo hizo mucho más fácil y menos estresante. Cuando ya me estaba acostumbrando al día a día, volvió mi compañero de vacaciones, tuve que devolverle la batuta y colgar la gorra de Scrum Master.
Ahora que ya han pasado unos días y lo he podido asimilar todo, ha sido un aprendizaje maravilloso. Me quedo con el positivismo que he tenido que reflejar en mis compañeros y que me ha servido también a mí para no agobiarme. Si ahora mismo otro compañero tuviera que ocupar este rol, le diría que confiara en sí mismo y no tuviera miedo de enfrentarse a nuevos restos, que siempre mantenga una comunicación abierta y clara con el equipo. Si construyes una base firme de confianza entre todos, se trabaja con un ambiente más dinámico y relajado.
Desde mi punto de vista, irme con la tranquilidad de que mi equipo ha estado a gusto y se ha sentido escuchado y apoyado, me vale. Les agradezco enormemente el haberse dejado guiar y acompañar durante estas semanas y ser mis conejillos de indias para probar la experiencia.
Me toca colgar la gorra de Scrum Master y volver a ser ingeniera cloud al 100% pero, mantendré la gorra cerquita, por si las moscas.
Imagen: Unsplash | @marcospradobr
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