Holocracia es un marco que define áreas de dominio, responsabilidades, roles y propósito para racionalizar el proceso de toma de decisiones y evitar burocracia. Se articula a través de reuniones de cadencia sostenida orientadas a la organización o al trabajo EN holocracia llamadas de gobierno y reuniones enfocadas a las tareas del día a día o al trabajo CON holocracia, llamadas tácticas.
Importantes empresas fracasan en la adopción de holocracia. Holocracia no es una solución en sí misma, son unas pautas de juego, es un sistema de gobierno descentralizado, con un proceso de toma de decisiones definido orientado a la integración de objeciones en propuestas. No es algo sencillo, aunque los fundamentos principales puedan parecerlo, los motivos fundamentales por los que cuesta comprender holocracia, son:
1. Creemos que una solución top-down arreglará la fricción burocrática
Holocracia es una herramienta cuyo valor depende de la mano que la maneje y del entorno en el que se aplique, del mismo modo que el mismo martillo puede abrir un boquete en la pared o puede tallar el David de Miguel Ángel. Holocracia puede mejorar la toma de decisiones al promover la identificación de roles y de responsabilidades, pero la responsabilidad de que suceda dependen de las personas encargadas de impulsar la transformación.
Hay millones de mandos intermedios que están muy interesados en perpetuar el status quo burocrático. La burocracia es un amasijo caótico de relaciones y comunicaciones, aquellos que conocen este intrincado laberinto son reticentes al cambio. Cualquiera capaz de sentirse cómodo en estructuras creadas durante décadas, con los privilegios asociados, no se mostrarán favorables a destruir la jerarquía de factores, títulos y relaciones de rango, y su compensación económica.
La burocracia funciona, o casi. No funciona, pero lo hace para los que viven de ella. Aunque el objetivo a la implantación de holocracia pueda ser honrado, “favorecer la toma de decisiones, elimina mandos intermedios y organizaciones de carácter político en la organización”, el todo o nada deja a estas empresas en una situación delicada. La burocracia se combate con un proceso abierto de innovación desde la organización, desde abajo a arriba y no como un modelo impuesto de arriba a abajo.
2. Holocracia es el medio, no el fin
Holocracia es un sistema basado en un proceso integrativo de toma de decisiones. Implantar holocracia de forma precisa, como una compleja maquinaria de roles, responsabilidades, círculos, dominios, propósitos y estrategias, es un desafío imponente; sin embargo el proceso no aporta valor por sí mismo, sino que depende de cómo se utilice. Holocracia se debe implantar con dos objetivos únicos: favorecer la toma de decisiones e incrementar la entrega de valor de la compañía. Si eso no se consigue, el sistema fracasa.
3. Holocracia no es para todo el mundo
En efecto, holocracia, como sistema, es un traje que no queda bien a todas las personas. Cada cambio de paradigma organizativo conlleva profundas alteraciones en el entorno en el que las personas trabajan y es posible que puedan sentirse ajenas al proceso. Las reuniones en holocracia son para la gente que debe estar, en vez de para quien desee hacerlo. Si tu empresa ya aplica de forma original procesos de comunicación horizontales, toma de decisiones integradas y promueve la sinceridad, el trabajo en equipo y la transparencia, el desgaste de la organización será menor.
4. El deseo de adaptar holocracia
El primer impulso ante un sistema es adaptarlo a nuestra realidad, olvidando que, precisamente, un sistema encorseta y pretende precisamente eso. Para experimentar es necesario un laboratorio para poder probar, algunos experimentos saldrán bien, otros saldrán mal, pero todos tendrán lugar en un marco cerrado. La empresa debe, por lo tanto, poder medir el impacto, el progreso y ser capaz de documentar. Si partes del atletismo y añades una pelota y dos raquetas adaptando las reglas y modificando el campo de juego, ya no practicarás el deporte original, sino que probablemente estarás jugando al tenis. Es necesario tener un ámbito reglado para poder analizar el impacto de cambios en el modelo dentro de un sistema establecido.
El socialismo, lo dijo el biólogo y entomólogo Edward O. Wilson, es una idea magnífica en la especie equivocada. Es decir, los condicionantes van mucho más allá de lo político y entran en lo biológico. Del mismo modo, holocracia no funciona en todas las empresas, depende de sus condiciones de partida. Creer que es una solución válida sin más será una fuente de fracaso y frustración.
Dice Nassum Nicholas Taleb que puedes reemplazar una mentira por una verdad pero que para derribar un mito vas a necesitar una narración. Demostrar que holocracia falla en una empresa concreta es tan sencillo como recurrir a la evidencia, pero para derribar los mitos de que el problema es el modelo y no la estructura en la que se aplica hay recurrir a la experiencia porque la verdad tangible no es transferible, pero la experiencia se puede comunicar.
La cuestión no es si holocracia es la solución o si es el problema porque no se ha integrado adecuadamente. La cuestión es lo que creamos con las herramientas de las que nos dota. Tenemos las pruebas, construyamos el relato de por qué los sistemas burocráticos jerárquicos proveen un falso sentido de seguridad y control, pero solo nos hace peores y menos productivos.
Imagen: Unplash | @lceusebio
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