La pandemia provocada por el virus SARS-CoV-2 ha traído consigo un giro de 180º en todos los aspectos de la vida, incluido el laboral. Trabajar en remoto, debido a una amenaza contra la salud a nivel mundial, ha sido algo que ha llegado muy rápido y sin previo aviso. Por tanto, ha sido de vital importancia la experiencia previa que veníamos acumulando dentro de Keepler.
¿A qué experiencia nos referimos? Nos referimos a la experiencia de trabajar de forma remota con equipos distribuidos. Ésto nos ha dado una gran ventaja competitiva, ya que no partíamos de cero. Si bien, no debemos olvidar que uno de los puntos fuertes de cualquier compañía como Keepler es la capacidad de adaptación al cambio.
¿Cómo nos hemos adaptado?
Desde el área de Agile hemos puesto en práctica todo aquello que hemos considerado beneficioso para mitigar o incluso eliminar el posible impacto negativo que la pandemia pudiera ocasionar en nuestro día a día. Para ello, mantuvimos exactamente las mismas dinámicas que veníamos haciendo con los equipos de desarrollo, con la diferencia de que ahora serían en remoto. Gracias a las herramientas de las que hoy en día disponemos, por ejemplo, pizarras online, videoconferencias o chats, hemos podido llevarlas a cabo sin ningún problema.
Como comentaba al principio, en Keepler estábamos habituados a trabajar en remoto, ya que lo hacíamos dos días por semana, por lo que la adaptación ha sido un poco más dulce.
Keepler es una empresa especializada en la creación de productos y soluciones de datos en la nube pública. Por poner un ejemplo concreto del día a día, imaginemos la siguiente situación:
Uno de los equipos está construyendo un producto. Este producto puede ser la creación de una infraestructura completa en la nube pública para migrar a ésta los datos que el cliente tiene actualmente on-premise, y la creación de una plataforma de machine learning que permita a los científicos de datos poder desarrollar y entrenar sus propios modelos, para así poder explotar esos datos.
Cuando estamos construyendo un producto, normalmente hacemos una reunión de sincronización todos los días, en la que los miembros del equipo comparten sus avances con el resto, además de intentar eliminar posibles dependencias. Esta reunión, conocida como “daily”, se realiza siempre a la misma hora, mediante videoconferencia, y el resultado es exactamente el mismo, o incluso más eficiente, que haciéndolo presencial.
A lo largo del día estamos conectados al chat donde podemos hablar con cualquier miembro del equipo de manera instantánea. Supongamos que un miembro del equipo tiene un problema o bloqueo y necesita hablar con otro miembro del equipo, pero al escribirle por el chat, éste no lo ve y no contesta. Si es algo sin urgencia se espera a que conteste y se establece una comunicación por la vía más adecuada, pero en caso de ser algo muy urgente, siempre tendremos disponible el teléfono, por lo que no hay ningún problema en establecer la comunicación.
Cuando se trata de reuniones en las que se requiere la intervención de todos los miembros mediante dinámicas visuales, como por ejemplo en una retrospectiva, utilizamos las pizarras online, donde tenemos disponibles diferentes utilidades que no solo simulan una pizarra física, sino que además nos ofrecen la posibilidad de realizar más acciones. Además todo esto tiene un impacto positivo con el medio ambiente, ya que no gastamos papel, ni tinta.
El reto de hacer una retro global online
Uno de los retos más desafiantes al que nos hemos enfrentado ha sido la realización de la retrospectiva global de la compañía.
Teniendo en cuenta que el número de participantes era elevado, diseñamos las dinámicas de tal forma que pudiera participar todo el mundo. Esto lo hicimos utilizando un sistema de videoconferencia multisala y una pizarra online. Se estableció un canal general y varias salas preparadas para formar grupos a la hora de realizar las diferentes dinámicas. Tuvimos varios facilitadores. Por un lado, un facilitador a nivel general, el cual fue guiando la sesión, y por otro lado, un facilitador para cada grupo.
Todos estábamos conectados a la pizarra online, donde interactuamos y al canal global de videoconferencia, con la facilidad de hacer uso de las salas bajo demanda.
La clave estuvo en tener bajo control todos los posibles problemas que pudieran surgir durante la sesión.
El resultado fue un éxito, e incluso me atrevería a decir que fue, si cabe, más organizado y rápido que al hacerlo de forma presencial. Es por esto, que podemos decir, que el trabajo en remoto está funcionando. Hemos aumentado el rendimiento, y lo que no es menos importante, hemos mejorado nuestra calidad de vida en cuanto a conciliación familiar.
Evidentemente desearíamos que este modelo de trabajo hubiera llegado a nuestras vidas por otros motivos más agradables. Pero en el ámbito laboral, al igual que en el personal, debemos ser resilientes y saber adaptarnos a las adversidades.
Aquí os dejamos un vídeo donde os contamos más en detalle, desde una perspectiva agile, cómo hemos convivido en Keepler con la pandemia a lo largo de este último año y los retos a los que nos hemos enfrentado.
Imagen: Unsplash | @cwmonty
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