Ideas, objetivos de negocio, intereses empresariales, plan estratégico… Son algunos de los términos que nos encontramos  cuando un nuevo cliente contacta con nosotros. Haciendo un símil con un viaje en barco, este sería el momento en el que sabemos que queremos hacer un viaje en barco, pero no tenemos claro el destino.

Como ya hemos comentado en anteriores ocasiones, Keepler es una empresa especializada en productos de datos y nube pública. Por tanto, la mayoría de nuestros clientes buscan nuestra ayuda para materializar todo aquello que está funcionando en el mercado actual y transformar sus datos en “valor”.

Puede que te preguntes: “¿tan importantes son los datos?”. La respuesta es: “depende”. Depende de si quieres conocer al usuario, las tendencias, saber lo que tu compañía es capaz de lograr, tus puntos fuertes y débiles, oportunidades de mejora, y un sinfín de beneficios que únicamente podrías obtener a partir de datos.

Lo primero, en un paradigma tan complejo como el actual, sería tener la intención y el objetivo común de querer mejorar tanto nuestra compañía, como nuestros procesos y nuestra forma de interactuar con la parte más importante del negocio: el usuario. Una vez que se ha dado este primer paso, estamos en disposición de emprender el viaje. Y la experiencia nos dice que el viaje puede ser desconocido, pero el destino es siempre mucho mejor que el origen.

Al igual que un barco sin brújula perdería el norte, en un proyecto de datos necesitaríamos nuestra propia brújula para no perdernos. Es por ello que en Keepler apostamos por un enfoque ágil en la gestión de productos de datos. Para este cometido existe un grupo de profesionales que tratarán de que nuestro barco no pierda el norte, que la tripulación esté coordinada, que la comunicación fluya y, lo más importante, que el destino sea el que estábamos buscando. Estamos hablando de expertos en metodologías ágiles. Sí, ese elenco de profesionales que está revolucionando la manera en la que se desarrolla software, y en Keepler tienen su espacio.

Os contaré el comienzo de uno de los viajes de Keepler:

Atracado en el puerto, nuestro buque, un barco moderno con las últimas novedades en ingeniería naval, espera a su tripulación y pasajeros.

En el puerto cada vez más gente habla de nuestro barco y hay pasajeros que muestran interés por navegar en él. Además, todo el mundo comenta que la tripulación es la mejor del país y que poseen importantes reconocimientos a nivel de compañía, siendo el último obtenido, la competencia de Machine Learning de AWS, la cual acredita una profunda experiencia en servicios de aprendizaje automático en AWS. Esto nos permitirá navegar con mayor eficacia, y nos da ventaja sobre posibles competidores. Por tanto, cada vez son más los pasajeros que se acercan para realizar el viaje en nuestro barco.

Y aquí comienza la aventura de un viaje con Keepler.

Aún estamos en el puerto, y antes de zarpar, el capitán reúne a la tripulación (especialistas) y a los pasajeros (cliente) en la taberna del lugar. Serán unas cuantas horas en las que empezaremos a conocernos, porque nunca antes hemos navegado juntos y porque tenemos que saber lo que estamos buscando. En este caso, el capitán del barco no será un capitán cualquiera, sino un miembro más de la tripulación que ayudará a remar en la dirección adecuada junto al resto de la tripulación. Sí, estamos hablando del Agile Practitioner. Los pasajeros se sorprenden de ver cómo el capitán del barco no actúa como típicamente habían visto en otros barcos. En este caso el capitán parece alguien mucho más cercano, con una visión global del funcionamiento del barco pero que permite que la tripulación aporte su conocimiento y proponga acciones concretas. No se limita a dar órdenes, al contrario, fomenta la proactividad y ayuda en cada área, creando un ambiente de mejora continua y unión.

Dentro de la taberna ya podemos percibir que el viaje será apasionante, aunque no estará exento de riesgos e imprevistos. Sabemos que pueden surgir tormentas y averías que nos pueden desviar del objetivo, y es por eso que debemos conocer el punto de vista de todos los integrantes del equipo. El capitán facilitará esta acogedora reunión e intentará que nadie se quede con ganas de expresar sus ideas y opiniones ya que estamos construyendo nuestro propio mapa de navegación. Comenzaremos preguntando a cada participante cuáles son sus expectativas acerca de esta reunión. Una vez conozcamos dichas expectativas, las tendremos presentes para el resto de la sesión, y las revisaremos cuando terminemos, con la intención de que todas se cumplan.

La taberna está muy tranquila, pero aún así, estamos en un acogedor salón apartados de distracciones. El ambiente no podría ser mejor. La luz es agradable, con olor a madera de roble y una música de estilo celta suena de fondo.

Ahora que todos sabemos lo que esperamos de la reunión, el capitán preguntará a cada miembro sobre cuál sería su destino ideal. Es sorprendente ver cómo cada persona aporta su granito de arena y poco a poco se va forjando un gran equipo que peleará codo con codo para que nuestro barco llegue a puerto de la mejor forma posible. Los pasajeros nunca antes habían visto un barco que tuviese en cuenta a todas las personas que iban a bordo de él, dándoles oportunidad de expresar sus pensamientos y expectativas acerca del viaje.

Entre todos, votamos la idea (destino ideal) que más se acerca al objetivo común, y la analizamos de la siguiente forma:

  • Descripción de la idea
  • ¿Por qué es importante?
  • Contexto en el que será útil para el usuario
  • Problemas que resuelve
  • Propuesta de valor
  • Habilidades y capacidades que tenemos para lograrlo
  • Restricciones y limitaciones para lograrlo

Sobre una pesada y redonda mesa de madera, dibujando entre todos el mapa para llegar al destino que estamos dispuestos a conquistar, evaluamos, ahora sí, con datos, nuestras posibilidades reales de realizar con éxito el viaje. Valoramos si es ese el viaje que queremos emprender y si esos son los riesgos que estamos dispuestos a asumir para alcanzar el destino que vislumbramos.

Alguien pregunta: “¿cómo sabremos que el viaje ha merecido la pena?”, una cuestión aplaudida por todos. Así que, al igual que hacemos analizando las ideas propuestas, nos ponemos manos a la obra para definir unos KPIs (Key Performance Indicator) así como unos KVIs (Key Value Indicators) que nos ayudarán a medir el éxito del viaje.

Estamos en disposición de zarpar y todo el mundo tiene claro cómo va a ser nuestro viaje, lo que buscamos, y quiénes serán las personas que encontraremos a bordo.

Esta agradable reunión en la taberna del puerto es lo que conocemos como Inception. Y en Keepler creemos que es muy recomendable realizarla antes de que el barco zarpe, así tendremos un mapa, una brújula y un objetivo común.

Y tú, ¿te vienes a la taberna del puerto?

 

Imagen: Unsplash | @jplenio

 

Author

  • Ángel Madera

    Scrum Master en Keepler. "My experience has been created in the software development environment and I currently help Agile teams to successfully achieve their goals. I am very outgoing and dynamic, and I enjoy both new challenges and delving into known issues."