1 mes, 4 semanas o 30 días, es el tiempo que llevo siendo parte de esta compañía. Muchas caras conocidas y muchos sentimientos, esto era lo que más me gustaba de ésta nueva etapa que estaba a punto de comenzar aquel 2 de septiembre.

En mi experiencia laboral he pasado por diferentes equipos, de los cuales siempre he aprendido mucho, tanto en el plano laboral como en el personal. Cualquiera que lleve varios años en este “mundillo” sabe de lo que hablo. Pero, como sabemos, uno no puede opinar de lo que no conoce, y se necesita un bagaje que el tiempo se encarga de darte. Durante este mes he vuelto a sentir lo que hacía tiempo que había olvidado, y que es algo que todos necesitamos en nuestro día a día. Porque, por desgracia, la vida, en ocasiones, es hostil, y es en esos momentos cuando agradeces haber decidido bien.

Por norma general nos educan para estudiar, tener un buen trabajo, ganar mucho dinero, formar una familia y dejar correr la vida. Pero, ¿nos enseñan a ser felices? Cada uno tendrá una respuesta. Para ser feliz pienso que influyen muchos factores y uno de ellos es, sin duda, sentir que tu trabajo te apasiona… Esto no es fácil, porque puede que tu trabajo te guste, pero tu empresa no, o viceversa. En mi caso, he vuelto a recuperar la ilusión, la cual nunca la había perdido, pero sí había disminuido.

¿Te han enseñado a buscar la felicidad en el trabajo? Clic para tuitear

Al llegar a Keepler, todo el mundo me recibió con los brazos abiertos. Es cierto que muchas personas ya habían trabajado conmigo previamente, pero otras muchas no, y el cariño recibido fue brutal. Sentirte en familia, donde la confianza, la colaboración, la humildad, y el respeto, se respiran por cada rincón de nuestra oficina, es algo que te estimula el alma. Ese creo que es el mayor logro de Keepler: cuidar y proteger a su mayor activo, los trabajadores. ¿Cómo? Es muy sencillo, confiando en ellos. Al menos, es lo que he percibido desde mi incorporación… Y es un sentimiento compartido.

El primer día, como es habitual, firma de documentos, recogida de material, y proceso de onboarding. A partir de ese momento, entré en el círculo Agile, donde me pusieron rápidamente al día de los temas en los que se estaba trabajando y entré en el proyecto en el que actualmente estoy.

¿Lo que más destacaría? Que en ningún momento me he sentido solo. Siempre tuve un compañero al que poder preguntar dudas. Y poco a poco fui cogiendo las riendas, teniendo la satisfacción formar parte de una empresa, donde la colaboración es uno de los pilares fundamentales. Esto es algo palpable en todas las áreas de Keepler.

Es curioso cómo en una compañía donde las pruebas técnicas para entrar son tan exigentes, se valora al mismo nivel el valor humano de cada candidato. Quizás por eso, somos una familia; o, quizás por eso, notas cada día, una sonrisa en la cara de tus compañeros.

Leyendo ésto, se podría pensar que se trata de un ejercicio de adulación, pero nada más lejos de la realidad, ya que no es necesario. Más bien, es devolver a la compañía, un poquito del calor que me ha brindado desde que nos pusimos en contacto.

Sin más, cierro este artículo con mi compromiso de poner mi parte para que esta filosofía siga guiando a Keepler.

Author

  • Ángel Madera

    Scrum Master en Keepler. "My experience has been created in the software development environment and I currently help Agile teams to successfully achieve their goals. I am very outgoing and dynamic, and I enjoy both new challenges and delving into known issues."